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  • Foto del escritorColomba

The Grounded Nomad

Grounded

Una traducción de grounded podría ser enraizada. Con los pies bien puestos en el suelo. Presente, estable, en conexión conmigo misma.


Nomad

Nómade es alguien que está constantemente en movimiento, en traslado de un lugar a otro, sin un lugar fijo para vivir.


¿Estoy grounded?

No siempre, ahora mismo no tanto.


¿Quiero estarlo?

Todo el rato. Es uno de mis objetivos.


Si bien no estoy ni grounded todo el tiempo, ni soy lo que se clasifica como una nómade literalmente, The Grounded Nomad es un nombre que representa una parte de mí y también el camino que transito. Es uno de mis arquetipos y como tal es mi guía.


El movimiento es parte de la vida de todos, aunque estemos quietos, nuestra sangre está en constante movimiento, el aire que entra y sale por nuestro cuerpo también, somos energía, y la energía implica movimiento.


Más allá de esa base, el movimiento siempre ha sido parte de mi vida, ya sea haciendo ejercicio, corriendo, subiendo el cerro, caminando, yendo de un lugar a otro. En mi autenticidad tengo la libertad y flexibilidad de hacer cualquier movimiento que desee, de darle fuerza y goce a mi cuerpo, mente y alma.


Y, desde que cumplí 18, ese movimiento ha estado muy marcado por viajes largos.



Nací en Chile. Salí del colegio y me fui a viajar sola por Europa por 3 meses. Hice mi carrera universitaria en Berlín, ciudad en dónde viví por 3.5 años y que considero mi primer amor. Hice un intercambio en Bologna, viviendo ahí por 5 meses.


Empezó el Covid y ya estaba terminando la universidad, así que decidí volver de un día para el otro a Chile antes de que cerraran las fronteras. En Chile, regalonié harto con mi familia, recargando después de tantos años sin vivir juntos. Luego partí por 4 meses a conocer el sur del país en dónde nací.


El 2022 fue el año que más viajé. Un mes en México, un mes en Brazil, volví a Chile, y 2 meses después, partí a cumplir mi sueño de volver a Berlín a pasar un verano y sentir que vivía ahí de nuevo sin realmente vivir ahí. Me fui 3 meses y estando ahí, fui a un matrimonio en Macedonia. Ese viaje me recordó (como si no tuviera suficientes recuerdos) lo mucho que amo viajar. Trabajaba online así que entendí que podía seguir viajando y me compré un pasaje sin vuelta a India.


Estuve en India 2.5 meses, luego me fui a Tailandia, Vietnam, Malasia.


Volví a India por 3 meses, terminando donde empecé, en Berlín y España. Fue el viaje de mi vida hasta ahora, conecté mucho con estar sola y con muchas ideas que considero verdades de nuestra existencia. Fue un viaje muy poderoso en todo sentido, y ahora recién después de 4 meses de volver a Chile, siento que estoy realmente aterrizando. Llegué y me di cuenta que ya nada era lo mismo, había vuelto llena de experiencias y conocimientos y ahora tocaba alinear mi vida a esa nueva versión de mí.


Tanto viaje ha sido tremendamente enriquecedor para mí, para conocerme a mí y al mundo, para explorar mis dudas existenciales de toda la vida, me ha abierto mucho la mirada.

A la vez, tanto movimiento, de un extremo al otro del planeta, de un clima, un tipo de comida, cultura, costumbre, plantas, personas, a otro en tan poco tiempo, sí desequilibra. Y más aún si no me enfoco en groundiarme dónde quiera que vaya.


Tengo 26, joven, pero desde este año empecé a sentir el cambio en mi cuerpo, la regeneración levemente más lenta que cuando era más pequeña. En mi viaje a India me dediqué a comer afuera, la comida era toda deliciosa y baratísima. No cociné ni una vez en 8 meses, y a pesar de haber comido los deleites de mi vida, no cuidé mucho a mi cuerpo con lo que le daba. Con la regeneración más lenta que antes, el impacto de ese descuido lo siento.


Los últimos tres años trabajé creando contenido educacional para la ONG Regenerativa, dedicada a la regeneración de la tierra. A través de la investigación y muchas conversaciones fui entendiendo en profundidad de qué formas el sistema agroindustrial y, en general, el modelo capitalista en que vivimos inmersos, nos ha hecho normalizar sin cuestionarnos cosas como comer comida con tantos químicos que quienes la cosechan deben ponerse trajes de astronauta para protegerse.


En mi viaje a Asia entendí cómo en nuestro lado del mundo desde la base, el diseño no ayuda a nuestra naturaleza. Por ejemplo, el baño, donde vamos cada día es un retrete en que te tienes que sentar, posición que no ayuda a defecar. En Asia es muy común ir al baño haciendo sentadilla en el suelo, (estilo malasana), lo que impulsa a que lo que tenga que salir salga. Entendiendo esto fui sintiendo más y más que necesitaba hacer los cambios para vivir una vida libre de todo lo que no me hace sentido. Para eso, para mí es clave informarme para poder tomar mejores decisiones para mi salud.


En la alineación que comenzó después de mi viaje entró algo clave: hacerme cargo de mi salud. Si bien tengo toda la intención, hay muchas cosas que no sé cómo abordar. Y si bien siendo consciente puedo llegar a todas las respuestas, aprendiendo a través de cursos, lecturas, libros, investigaciones, puedo acortar mucho el camino.


Así empecé a tomar muchos cursos: un diplomado de Ayurveda, Cómo manifestar a través de la neuroplasticidad, uno de tantra, otro de los ciclos de la luna, uno para facilitar círculos de mujeres y más. Todos estos han sido tesoros que me han guiado en conocer aspectos de mí que antes no había identificado para poder ir de a poco tomando decisiones conscientes de que es lo mejor para mí en base a mi constitución y quien soy.


Meditar cada día, hacer mucho journaling, hacer terapia con mi mágica psicóloga y todos estos cursos me dan herramientas para leer las señales de mi cuerpo y escucharlas cada vez más. Diría que estoy en una etapa muy marcada por volver consciente lo subconsciente y dejar de normalizar cosas que antes ni me daba cuenta, o daba por hecho. Volver consciente y de a poco, tomar acción sobre la información.


Para todo esto ha sido clave ser radicalmente honesta conmigo misma y los demás, viendo mis relaciones cómo espejos de mí, y conversar para poder ver ángulos que no estoy considerando. Estoy en una misión de parar de dejar que la vida me suceda y ser víctima del sistema, y para eso es clave alinearme. También es clave ser tierna conmigo misma. Es un juego.


El movimiento es parte de mí y conocer este planeta es uno de los grandes goces de mi vivir. Para seguir viajando necesito estar enraizada en el constante movimiento.




Por eso, The Grounded Nomad.



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